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Blog Roble

Cómo reconocer y atender el duelo en los pequeños.
Hablar de la muerte siempre resulta complicado y hablarlo con niños pequeños es más difícil, por su etapa del crecimiento en la cual solo queremos protegerlos, amarlos y mantenerlos en una burbuja donde no queremos que nada malo pase. Sin embargo, la muerte es parte de la vida y la única certeza que todos tenemos. Para poder aproximarnos al tema, es importante entender que los niños pequeños en edad preescolar viven el concepto de muerte de la siguiente manera:

Creen que la muerte no es definitiva sino que la equiparan a un sueño o a un viaje. No alcanzan a entender que la muerte es inevitable y permanente.

Piensan que las personas o animales que mueren viven de otro modo en otro lugar, que continúan con sus funciones vitales, piensan que oyen, ven y sienten calor y frío.

Consideran que la muerte es selectiva, principalmente algo característico de personas mayores o muy enfermas.

Piensan en la muerte como algo temporal y hasta reversible.

Pueden llegar a creer que la muerte es contagiosa esto debido a su pensamiento mágico y a la subjetividad.
Tomando en cuenta estos aspectos es muy importante identificar signos de alerta que podrían presentarse cuando un niño está atravesando por un duelo de un ser querido y cercano a él.
Algunas manifestaciones durante el duelo en niños son:

Miedo al abandono y ansiedad de separación. Les costará mucho estar lejos de las personas que quieren.

Irregularidades alimenticias, de sueño y de control de esfínteres.

Rabietas constantes sobre todo buscando que el difunto los consuele.

Cierta regresión en sus conductas o en los hábitos ya adquiridos y podrían pedir ayuda para hacer algo que ya hacían solos

Pesadillas, sueño interrumpido y problemas ligados al sueño.
Aspectos de alerta en duelo de niños:

Ansiedad de separación que no cesa, dificultando reintegrarse a las actividades cotidianas propias de su edad.

Miedos incapacitantes y terror ante cosas cotidianas que antes no le generaban esas reacciones.

Mayor frecuencia de las cosas que le aterran, incluso presentando pesadillas recurrentes sobre esas cosas que le causan miedo.

Apatía, tristeza profunda, desánimo de realizar o iniciar actividades que antes le eran agradables.
