¿Buscas la transformación de tu cuerpo, ya sea por tener músculos más grandes, disminuir tu porcentaje de grasa o cambiar tu aspecto? Si es así,  puedes comenzar por ir a un gimnasio, hacer ejercicio y empezar una dieta saludable.

El ejercicio detona tu amor propio, cuidas tu cuerpo, tonificas tus músculos, ayudas a tu sistema respiratorio,  fortaleces tu mente, liberas endorfinas,  produces serotonina y por si fuera poco,  tu cuerpo estará cargado de dopamina de manera natural.

Sin embargo, si no alcanzas a entender el  origen de por qué no te sientes satisfecho con tu aspecto, probablemente te pierdas en el camino y no logres tu verdadera meta de sentirte bien contigo mismo. Esto podría deberse a cuestiones de autoestima, querer pertenecer a cierto grupo de “amigos”, o tal vez estés buscando reconocimiento y motivación externa.

De esa forma nunca podrás estar pleno con tus logros, ni con tu transformación. Al principio quieres un cambio y piensas que éste debe ser externo,  por eso te fijas en tu cuerpo, pero el verdadero trabajo lo debes hacer internamente. La salud física está ligada a la salud mental y es por eso que debemos dedicarle tiempo a ambos en nuestra búsqueda de crecimiento.

Elegir una disciplina o un deporte, además de estar acompañado de una buena alimentación y de seguimiento personalizado por un profesional te hará explotar el potencial que se encuentra en ti. Todo tu esfuerzo será bien recompensado ya que el ejercicio repercute en muchas áreas de tu vida (sin darte cuenta). Solo tienes que enfocarte en generar el hábito de hacer ejercicio y obtendrás grandes beneficios.

Todo aquello que decidas hacer por mejorar tu aspecto físico, así como tu salud, verdaderamente lo vas a percibir y a disfrutar.